Era la madrugada del 2 de enero de 1948 y hacía 20 grados bajo cero en Moscú cuando dos diplomáticos argentinos partieron desde un hotel céntrico hacia el aeropuerto con varias valijas y dos grandes baúles.
Basta con revisar el CV de Nicolás Catena Zapata para descubrir que no se trata de un empresario más. Rindió libre quinto año del secundario, egresó como uno de los mejores alumnos de Mendoza y, a los 22…
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